La idea

Tras barajar distintas ideas para desarrollar como proyecto de investigación, finalmente decidimos centrarnos en la que hemos mencionado hasta ahora: la obtención de electricidad mediante inducción electromagnética aplicada a árboles.

La idea surgió a partir del temario de física de segundo de bachillerato. Entre otros contenidos se estudia todo lo relevante a interacción electromagnética:
● Carga eléctrica. Ley de Coulomb.
● Energía potencial y potencial eléctrico.
● Inducción electromagnética: leyes de Faraday y Lenz.

De estos contenidos, nos fijamos concretamente en las leyes de Faraday y Lenz, y como se inducía corriente eléctrica en una espira debido al cambio de flujo magnético. Estas dos leyes son en las que se basan los motores o alternadores, pero llevadas al extremo más básico, con el ejemplo de la espira de cobre y el imán que se aleja y acerca haciendo variar el flujo magnético.

Esta teoría pura se presentaba como una manera sencilla de producir electricidad. Solo era necesaria una bobina de cobre e imanes, con un movimiento relativo entre ambos. En el caso de un alternador, los imanes quedan fijos y la bobina que gira alrededor induce la corriente eléctrica.

Además, con motivo de la creciente demanda de energía y la presencia del problema energético por el fin de los combustibles fósiles, se convertía en una interesante idea con suficiente potencial para investigar, pues aborda un tema de suma importancia actualmente.

Solo necesitábamos saber qué podíamos utilizar para que sirviera de soporte a la bobina y que moviera a los imanes. La respuesta la obtuvimos mirando a la naturaleza: los árboles.
Los árboles están continuamente en movimiento a causa del viento y, viéndolo como si fuera una estructura, consta de las raíces como fuertes cimientos, un tallo capaz de soportar gran peso y que serviría como soporte ideal para la bobina y, finalmente, unas hojas en continuo movimiento que podrían llevar el imán que produjese la inducción.

Finalmente solo quedaba un factor por resolver: cómo añadir el imán a las hojas para aprovechar su movimiento. La primera idea para llevar esto a cabo la obtuvimos de la nanotecnología, pues si éramos capaces de llenar las hojas con nanoimanes, tendríamos todos los componentes necesarios para inducir corriente eléctrica a la espira y, con ella, obtener electricidad. 

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